lunes, 15 de noviembre de 2010

Interina

Mercurio camina de lata
Soñando con el boquerón,
Que dejo tránsfugo
La tala del fuego
Tal como quería acabar
la noche dulce de los cuervos.

Con las ambiciones
que deseo en tu campo,
Buscando los secos días fríos
de airados sueños con hastió
sin leer las cobrizas aguas quedas,
olvidando el olor del placer
¿porque la piel resiente la distancia?
¿porque los labios se resecan por la ausencia?

clauza

Noches rayadas

Una noche cualquiera en el primer día de clases en el periodo corto de la universidad en la que otro docente seria el que complementaria ese día la unidad a ver en ese modulo, en una aula llena de nuevos y viejos compañeros, llega el docente algo joven fornido, cabellos negros prolíferamente divorciados del peine pero metódico en actuar, ella cansada de la noche decide alentarse con algo de música muy bajita y chocolate, al verlo llegar le es familiar pero no recuerda de donde, concluye la primera jornada ya en el receso él se acerca la saluda por su nombre ella consiente que durante la noche nadie la llamo por su nombre y que aun no se había anotado en la lista de asistencia no habría forma de que lo repitiera, contesta el saludo y le pregunta como esta, que ha hecho y si ha vuelto a ir, vieja treta que en más de una ocasión le ha funcionado para no demostrar su grosería al olvidarse de esa persona, al final del receso le sostiene la mirada y con sonrisa en labios le dice a que aun no me recuerda soy el mellizo de Melvin, ella con cara de asombro dice estar apenada por su mala memoria dispuesta a investigar además del aspecto que más mejorado le invita a salir.
Claudia Sánchez

Ogros latentes

De visita en la escuela de su hija, única hija recibe esa llamada al teléfono celular es una mujer algo mayor le platica con familiaridad y le pregunta si aun le gusta el vino Langguth que casualmente una amiga alemana le trajera un par de botellas, como se encuentra la pequeña que comidas le gustan cuanto a crecido que hay de ella como sigue su vida se ha vuelto a casar, como está el trabajo a donde han ido de viaje con la nena y mucho mas. Durante transcurre la llamada ella camina por la escuela halla a su hija le besa y entrega una pequeña caja mientras la señora le aguarda en línea le fascina todo lo que escucha, al ver regresar la niña al salón de clases recuerda porque tenía el teléfono en la mano pregunta si todavía hay alguien en línea y la vos le dice que su ir y venir ya no se puede resarcir, pero que ella ya no piensa volverse a ir, mientras sale comienza a sentirse observada aunque ya está esperando el transporte aun sigue hablando y en los edificios del enfrente al interior de unos locales de comida algo cercanos a la calle se coloca imperceptiblemente un hombre alto fornido que desde temprano en la compra de hilos la sigue pero ahora esta tan cerca que puede oler su crema por otro lado la conversación a girado en lo que desea hacer de su vida y el futuro de su hijo en su mente siguen las mil y una dudas pero no puede colgar hay una necesidad de hablar que le impide cortar sabe que le conoce pero no recuerda quien es o de donde le conoce ya en el taxi casi llegando a casa le dice un “bueno hijita hasta luego” y cuelga al cortar ve la pantalla dos horas cuarenta y un minuto sigue dubitativa de quien era ella llega al frente de su casa y en lo que busca las llaves una vos grave y ansiosa le dice “muy linda nuestro hija” confusa halla las llaves intenta introducir las y abrir, el apuro radicaba en un pasado de sumisión, incomprensión engaños y llanto con un novio prepotente con el cual después de que naciera la beba decidiera partir y buscar la paz la cual le fuera dada hasta ese día.
Claudia Sánchez

Cortando besos

Es el día de la boda todo está listo, cuando todas y todas comienzan a pensar en cómo se reglaran para la función, perdón digo la boda pero nadie se había percatado que el vestido y el ajuar después de prueba final no había llegado tal vez paso por su soledad en el trascurso de su la planificación del fugaz evento, cuando ella en horas de la madrugada busca el vestido para cualquier retoque en especial de la cintura, pero chica sorpresa vestido y ajuar no están ni por debajo, ni por sobre de ningún ropera, tocador ni armario, en ese momento y en toda la casa comienzan los gritos vociferantes y regaños, de una esquina sale una mano que le marca a la modista y le pregunta si ya está el arreglo nupcial Vallecillo Banegas, contestas que si pero en ese momento se ponen las tres costureras a terminarlo porque llegaran por él en una hora, en este rato juega ella al camuflaje de ideas y cubre su rosto con pinturas labiales, sombras y demás, emulando a los indios cuando van al campo de batalla, se divaga con el panal de sugerencias, comentarios y consejos recibidos a diestra y siniestra de si durante el resto de las mujeres y ella terminan de arreglar lo pendiente para la nocturna boda, es ahora que comienza de forma personal y colectiva el arreglo personal, algunas bañándose, depilándose, peinándose etc., ya ella está casi lista solo falta el vestido y esperando a que las demás terminaran su afanes, en ese momento en la habitación entra el hermano de la retraída novia está en ese instante baja de sus dudas y le corre de la habitación entre amenazas y escobazos, luego el teléfono suena y en lo que ella levanta el auricular le dicen “con Enma por favor o simplemente dígale que no se case” ella sin preguntar quién es cuelga, le preguntan si quien es si acaso era la modista con otra escusa, ella solo dice “no numero equivocado” pasada mas de algunas horas de lo acordado llega el vestido y el ajuar, se viste ya en el templo y acercándose en camino al altar mayor para la bendición de las arras, se escucha el ya sonado “que no se case” el novio comienza exaltado a maldecir, la familia a murmurar, pero ella grita “ya está esto se acaba hoy” “ni me caso e insulto a dios con tigo señalando al maldecidor, ni tampoco me iré con usted señalando al interruptor de la ceremonia me quedo sola con mi hija o hijo y mañana veré como podre anular o deshacer este circo” el novio la ve y le sentencia “no mi cielo, usted es mía ante las leyes según recuerdo dijera ayer el notario y que yo recuerde tu cuerpo había y no ha sido de ninguna otra piel más que de este pecho que yo sepa” viendo con los puños alzados hacia el interruptor de la ceremonia ella le responde la insinuosa calumnia “desgraciadamente para mi así continua siendo, solo tu piel recuerdo en mi amar, pero a diferencia tuya el aprecia y respeta mis ideas las que según tu solo son cosas de mujer, le debí de haber seguido esperando y no engañarme con tu locuacidad de falso oasis”
Claudia Sánchez

Ya no lo se

Enmudecen tus ventanas silenciando mosquitos, que ensordecen al ruido de ideas que impiden clarificar tu vos y mueren por nacer de alba sin el sino de aurora aunque también bella dama pero más reluciente, sin las miles de caras que le rodean de sombras cuando será que veras la ida sin ese venir ni sentir del silencio al compas de dos blancas y cuatro corchetes sostenidos que musitan un estar que precederá algún diván.
Claudia Sánchez

Aun no terminas, de bailar niño odioso

Si hubiese nacido hombre tal vez me definiría algo así como: “emocionalmente soy como una mujer lesbiana, en este cuerpo de hombre” si creo que es lo más probable que yo que hubiese dicho, nada más para seguir afirmando la idea de que todo aquello que es femenino es lo mejor, corrigiendo así mis malos gustos para el amor ya que solo alguien con tan malos parámetros en el gusto como yo, confieso me pecadora, suele enamorarse de la figura más imperfecta del mundo, si ya saben aquel ser que nació sexuado bajo el distintivo del género masculino, mejor conocido en el bajo mundo como “el hombre” y es por eso que siendo yo una mujer he comenzado a dudar en tomar como mía aquella teoría que reza “no hay mejor amante para dar orgasmos a una mujer que una mujer, porque ella que sabe cómo es que le gusta recibirlos” y creo que en esto todas las mujeres que a diferencia mía si han optado por la deidad perfección, sabrán mejor que cualquier hombre como lograr que su amada no baje de esa nube en el pedestal del placer, ellas mismas saben cómo les gusta sentir que se los hagan y conocen la anatomía femenina desde siempre y por eso es que lograr que la pareja quede siempre satisfecha les es casi inherente, tan fácil como dar un saludo o eso creo, y es que no les toca como a mi sufrir lo que ahorita intentando enseñarle a las carreritas a este cipote baboso en el breve lapso que tenemos la casa solo para nosotros, antes de que regrese su tía y nos pille a los no tan niños jugando a la Eva y al Adán en su finamente cubierta cama King size, como es que debe de tratar, este aprendiz de Marcelo Valentino a mi delicada pero ya ansiosa vagina, no tendría que explicarle que los roces deben de ser con la abundancia de la humedad logrados con la lubricación producto de mi excitación con algún elogioso juego pre coital ya que como es muy bien sabido la fricción en seco me dará dolor, ni cuál es la presión justa para frotar mi clítoris le generara quemaduras nunca deliciosas contracciones acompañada por imperceptible pero inmensurada y gozosa erección clitoriana, ni que si juega demasiada con demasiada fuerza mis labios los lacerara y les dejara escoriaciones en vez de gratas sensaciones, pero en fin todo esto yo me busque aceptando desvaríos amorosos de un hombre y no conforme con ello menor que yo así que manos a las obras y a intentar no solo que por lo menos me toque bien sino también sacarle esas cavernarias ideas de él darle placer oral a su mujer no es cosa de hombres machamente viriles ni de religiosos como el por Dios abrase visto semejante retorica que dogmáticamente me niega a mí el placer de alcanzar la gloria del amar libremente dada para el orgasmo oral pero eso sí, el si aúlla, se queja, jadea, patalea y con impermisibles contracciones alaba entre guiños de ojos y mordiscos de labios cuando se le brinda a él aquel tan rogado y esperados felatios.
Claudia Sánchez

sábado, 12 de junio de 2010

Se Mar

Despertando en la duna sosegada en la marisma, me descubre la aurora y mi última visión un par de manos rodeando mi talle. Ebria de dudas e incrédula, me reprocho mientras deambulo por parajes ajenos a mí.
Con la compañía del sol vuelven con fuerza y cabalmente todos mis actos, la última escena tan frágil y resquebrajada…

En ese barrio con muchas historias, donde se ubica aquella librería contiguo a un viejo hostal, vaga mi mente cuando mis dedos recorren ávidos durante horas los lomos rotos y desdibujados de antañas ediciones, con gula de letras se bañan mis retinas.

De cuando en cuando se gestan agudas protestas no lejos por el atrio del hostal que obligan a subir las notas al laúd, me marcho con el sol al cenit, sintiendo tibios esos últimos y rojizos rayos del Dios Helios.

Traigo mis recientes presas, que adornarán mi cama mi espacio, absorta en el cuadro se nubla mi mente caminando en este fugado horizonte. Frente a mí caen nobles entes fugaces, vuelan amantes, hijas, abuelas y madres que en el suelo se desmoronan por dedos prolijos.

--¡Buenas tardes! Disculpa, mi intención nunca fue tirar tus pinturas- dijo Pati.
-No te agobies, no podrías borrar lo que ya recreé quizás más bello.

--Mucho gusto Pati, despistada de oficio, dijo extendiendo su mano.
-No pequeña, el placer de caer en tu tarde es mío, soy Sergio Martín-.

--¿Vas a saludar a algún amigo o vives por este lugar?- pregunta Pati, interesada.
-No y si, vivo por esta calle pero me escape del trabajo. Verás, ciertos aseguran que soy pintor, pero caminemos un poco y me cuentas así adonde vas-. Mientras ordenaba sus cuadros Pati le dijo:
--Voy de regreso a casa y como no queda lejos la estación de mi autobús, creo que será un paseo algo corto-.
-Lástima, pero ¿Crees que podríamos vernos otro día?... ¿Dónde puedo hallarte mañana al mediodía? ¡Quizás podría verte en esa cafetería cercana a mi hotel! ¿Lo ves? Es ese de allá a dos casas de la librería, y así me hablarías sobre tus libros y quizás de algo más-.

--La otra semana será, tengo planificado un viaje mañana a la costa norte por un congreso, cosas de la carrera-.
-¿Crees que exista un lugar más para otro viajero, adónde estarán reunidos y dónde te alojarás?-Insiste Sergio picaresco.

--Me parece que a nadie se le prohíbe viajar, son los compromisos y el trabajo los que atan a los hombres.- comentó Pati sarcásticamente.
-Listo, como empleado del arte estoy en todas partes y mi única atadura son las imágenes que me acompañan en la mente.

--Me hallarás en el Centro Universitario Regional todo el día durante el viernes y sábado, y el jueves por la noche en el coctel de bienvenida, pero aun con mis compañeros no hemos terminado de deliberar dónde nos quedaremos.
-Entonces mañana te sabré enseñar cuál es el ambiente porteño.
--Siendo así, hasta mañana, aquí es la estación y ahí viene el autobús, adiós.-

Distraída en miles de ideas me pasé la noche evocando la tarde, me atrae del viaje lo nuevo y el inesperado acompañante.

Al día siguiente, luego de un cansado y sofocante trayecto arribo con el crepúsculo a la costa. Me alojé en un cómodo pero escondido e histórico hotel.

Asisto a la nocturna inauguración del jueves y al salir del auditorio me río incrédula por que ante mi aparece una fornida y alta sombra en la cual le encuentro.
--¡Usted aquí! No creí de verdad que fuera a verlo, mis disculpas por haber dudado de su ofrecimiento de venir a mostrarme la ciudad.
-Mi pequeña, Se Mar nunca la engañaría y todo lo que le ofrezco es porque ya es suyo, como voluntad, deseos, sueños.
--Siendo así, dichosa aceptaré sus dádivas, avisaré a mis compañeros, ¿le parece bien si salimos a cenar?
-Más que fascinado en poseer tu tiempo y sobre todo habitar en tu espacio.
--Señor mío, decídase, ¿es usted pintor o poeta?- Dijo socarrona.

Concluida la cena y ya en el casino del hotel de Sergio y después de ver a muchos desesperarse, reír, llorar o gritar, se nos acercó una mujer, no muy serena.

Ella le solicita a Sergio un poco de su atención, se apartan de la mesa, secretean algo por unos minutos, en actitud de incredulidad de parte de él y de agobio en ella. Al cabo de un rato ella se retira y él regresa a la mesa anticipando nuestra partida de aquel local.

-Falta poco para las dos de la mañana, es hora que regreses a tu hotel, dijo apuradamente.
--Bien, pero me dirás qué sucedió, estás muy intranquilo, tan malas noticias te dio-.
-No es sólo que me contó algunas cosas inesperadas, tal vez en el camino te las platique.
--Entonces en marcha que mi cama me llama y Morfeo reclama la ausencia de esta dama-.
-¿Segura que sólo un dios puede reclamar por ti esta noche?...

Al salir del casino descubrimos que la noche se encontraba tan clara que optamos por irnos a pie hasta mi hotel. Caminé con él a través de unas callejuelas muy cercanas al mar, su piel y su boca.

--¿Cuánto falta para llegar? Este lugar me es desconocido, suéltame ya octópodo, he dicho que dejemos los besos para mañana, ese fue el último de la madrugada, queda claro.
-Sí linda, más claro que una nova, ¡Pero tranquila, que no me la pienso comer! y este es solo un desvío que nos ahorrará algo de tiempo, pero está bien, si quieres apuremos el paso que ya no está muy lejos tu hotel.-

Poco después se acercan dos hombres, uno de ellos reclamando a gritos por un anterior adulterio entre su esposa y Sergio. Cuando se aproximan, aclaran sus intenciones.

Tras acorralarnos comienza la pelea entre los hombres, se me ordena escapar, corro por vacíos predios, ciega de miedo logro esconderme bajo unos botes que yacían sobre la arena, lloro por lo que creo que sucedió y, cual costumbre en la que el sueño precede al llanto, Morfeo me acobija desde remanentes de añejas infancias… y tú me hallas, aurora.

Claudia P. Sanchez Carcamo