sábado, 12 de junio de 2010

Se Mar

Despertando en la duna sosegada en la marisma, me descubre la aurora y mi última visión un par de manos rodeando mi talle. Ebria de dudas e incrédula, me reprocho mientras deambulo por parajes ajenos a mí.
Con la compañía del sol vuelven con fuerza y cabalmente todos mis actos, la última escena tan frágil y resquebrajada…

En ese barrio con muchas historias, donde se ubica aquella librería contiguo a un viejo hostal, vaga mi mente cuando mis dedos recorren ávidos durante horas los lomos rotos y desdibujados de antañas ediciones, con gula de letras se bañan mis retinas.

De cuando en cuando se gestan agudas protestas no lejos por el atrio del hostal que obligan a subir las notas al laúd, me marcho con el sol al cenit, sintiendo tibios esos últimos y rojizos rayos del Dios Helios.

Traigo mis recientes presas, que adornarán mi cama mi espacio, absorta en el cuadro se nubla mi mente caminando en este fugado horizonte. Frente a mí caen nobles entes fugaces, vuelan amantes, hijas, abuelas y madres que en el suelo se desmoronan por dedos prolijos.

--¡Buenas tardes! Disculpa, mi intención nunca fue tirar tus pinturas- dijo Pati.
-No te agobies, no podrías borrar lo que ya recreé quizás más bello.

--Mucho gusto Pati, despistada de oficio, dijo extendiendo su mano.
-No pequeña, el placer de caer en tu tarde es mío, soy Sergio Martín-.

--¿Vas a saludar a algún amigo o vives por este lugar?- pregunta Pati, interesada.
-No y si, vivo por esta calle pero me escape del trabajo. Verás, ciertos aseguran que soy pintor, pero caminemos un poco y me cuentas así adonde vas-. Mientras ordenaba sus cuadros Pati le dijo:
--Voy de regreso a casa y como no queda lejos la estación de mi autobús, creo que será un paseo algo corto-.
-Lástima, pero ¿Crees que podríamos vernos otro día?... ¿Dónde puedo hallarte mañana al mediodía? ¡Quizás podría verte en esa cafetería cercana a mi hotel! ¿Lo ves? Es ese de allá a dos casas de la librería, y así me hablarías sobre tus libros y quizás de algo más-.

--La otra semana será, tengo planificado un viaje mañana a la costa norte por un congreso, cosas de la carrera-.
-¿Crees que exista un lugar más para otro viajero, adónde estarán reunidos y dónde te alojarás?-Insiste Sergio picaresco.

--Me parece que a nadie se le prohíbe viajar, son los compromisos y el trabajo los que atan a los hombres.- comentó Pati sarcásticamente.
-Listo, como empleado del arte estoy en todas partes y mi única atadura son las imágenes que me acompañan en la mente.

--Me hallarás en el Centro Universitario Regional todo el día durante el viernes y sábado, y el jueves por la noche en el coctel de bienvenida, pero aun con mis compañeros no hemos terminado de deliberar dónde nos quedaremos.
-Entonces mañana te sabré enseñar cuál es el ambiente porteño.
--Siendo así, hasta mañana, aquí es la estación y ahí viene el autobús, adiós.-

Distraída en miles de ideas me pasé la noche evocando la tarde, me atrae del viaje lo nuevo y el inesperado acompañante.

Al día siguiente, luego de un cansado y sofocante trayecto arribo con el crepúsculo a la costa. Me alojé en un cómodo pero escondido e histórico hotel.

Asisto a la nocturna inauguración del jueves y al salir del auditorio me río incrédula por que ante mi aparece una fornida y alta sombra en la cual le encuentro.
--¡Usted aquí! No creí de verdad que fuera a verlo, mis disculpas por haber dudado de su ofrecimiento de venir a mostrarme la ciudad.
-Mi pequeña, Se Mar nunca la engañaría y todo lo que le ofrezco es porque ya es suyo, como voluntad, deseos, sueños.
--Siendo así, dichosa aceptaré sus dádivas, avisaré a mis compañeros, ¿le parece bien si salimos a cenar?
-Más que fascinado en poseer tu tiempo y sobre todo habitar en tu espacio.
--Señor mío, decídase, ¿es usted pintor o poeta?- Dijo socarrona.

Concluida la cena y ya en el casino del hotel de Sergio y después de ver a muchos desesperarse, reír, llorar o gritar, se nos acercó una mujer, no muy serena.

Ella le solicita a Sergio un poco de su atención, se apartan de la mesa, secretean algo por unos minutos, en actitud de incredulidad de parte de él y de agobio en ella. Al cabo de un rato ella se retira y él regresa a la mesa anticipando nuestra partida de aquel local.

-Falta poco para las dos de la mañana, es hora que regreses a tu hotel, dijo apuradamente.
--Bien, pero me dirás qué sucedió, estás muy intranquilo, tan malas noticias te dio-.
-No es sólo que me contó algunas cosas inesperadas, tal vez en el camino te las platique.
--Entonces en marcha que mi cama me llama y Morfeo reclama la ausencia de esta dama-.
-¿Segura que sólo un dios puede reclamar por ti esta noche?...

Al salir del casino descubrimos que la noche se encontraba tan clara que optamos por irnos a pie hasta mi hotel. Caminé con él a través de unas callejuelas muy cercanas al mar, su piel y su boca.

--¿Cuánto falta para llegar? Este lugar me es desconocido, suéltame ya octópodo, he dicho que dejemos los besos para mañana, ese fue el último de la madrugada, queda claro.
-Sí linda, más claro que una nova, ¡Pero tranquila, que no me la pienso comer! y este es solo un desvío que nos ahorrará algo de tiempo, pero está bien, si quieres apuremos el paso que ya no está muy lejos tu hotel.-

Poco después se acercan dos hombres, uno de ellos reclamando a gritos por un anterior adulterio entre su esposa y Sergio. Cuando se aproximan, aclaran sus intenciones.

Tras acorralarnos comienza la pelea entre los hombres, se me ordena escapar, corro por vacíos predios, ciega de miedo logro esconderme bajo unos botes que yacían sobre la arena, lloro por lo que creo que sucedió y, cual costumbre en la que el sueño precede al llanto, Morfeo me acobija desde remanentes de añejas infancias… y tú me hallas, aurora.

Claudia P. Sanchez Carcamo

miércoles, 2 de junio de 2010

Cuentos de Claudia Patricia Sanchez Carcamo

Cuéntenles que les dije (Libro Inedito)

Trenzando olas
En aquella localidad de notoria creación colonial, hace algún tiempo ya se vivía una joven algo rebelde al aburrimiento, itinerante en actuar, voluble al pensar, hija de familia tradicional que no solía concebirle caprichos ni consensuaban sus desvaríos. La hallaríamos cualquier día, cualquier mañana en la rotonda de ayeres en la que se decía solo con el medio pensar, la “aspirante a paria” como acostumbraban sus amigos llamarle, ella y una parejita andaban ese día visitando a la comadrona del pueblo pues una de sus primas pariría pronto, al llegar ven a otras mujeres en igual encargo, como siempre para esas fechas hacía tanta calor, que se les dice a unos pequeños que andaban con aquellas mujeres si desean usar la pila para en algo refrescar la temperatura, no había terminado de dar el ofrecimiento aquella vieja cuando los chiquillos ya están despojados de ropas listos para el chapoteo, al fin de una hora parten con sus madres al final de los convenios, en ese momento aprovechan la amiga y el amigo de nuestra “aspirante a paria” para bañarse también, pero concluida la negociación del cuidado de la parturienta, cual sorpresa le esperaba al regreso sus sacros amigos se encuentran en gran chapoteo entre gimoteos y crecientes jadeos, con sigilo se aproxima les encuentra cual tritón y sirena sobre corriente de esloveno azotándose entre sí en reciproco trenzar de vaivén en oleajes furibundos del amar en un guiñar ellas se ven y le comprenden la señal de bajar la sonoridad si desean culminar, se acepta la sentencia ahora vuelta centinela resguarda el húmedo lecho del amar.


Que carambas
Tomar una mesa podría ser algo tan fácil solo entras buscas un espacio y eliges pero esa noche karlita cantaría después de meses no de silencio porque su vos no se dejo de percibir ni un solo de los ciento veinticinco días de idealismo pero si una vos de sentida de su ausencia en esa tarima, esa era la causa que en aquella nada estrecha galería no existiera una silla sin dueño o mesa sin trasparentes o negros floreros razón por la cual traer cuatro brizadas sillas y una mesa algo chica para tanto mujeral era casi un berenjenal que al ser colocadas exageradamente cerca de los baños fueran cambiadas al frente de los demás único lugar donde podrían ubicarles y el mejor para los gritos y desmanes de la viajera noche.


Raspando ideas
El día de su cumpleaños todos llegaron a su casa, si es suya ya que ella paga puntualmente el alquiler, pero ninguno fue a saludarla sino a recordar la cámara que ya no enfocara mas ideas, evocando con timorata languidez las veces que se le olvido cargar las baterías, vaciar la memoria o mover la tapa del lente pasando con chillonas risas por todas las veces que él les hiciera la segunda en un trabajo, o las veces que a él le sirvieron de tapadera para evitar que mas de alguna cuernuda no le mandara cortésmente al averno con el boleto de ida y sin retorno y otras cosas más que no volverán a verle hacer ni encenderá mas velas en su pastel solo por practicar lo que predicaba, sin creer en la inconveniencia de las tarántulas.


Flamantes
Dos amigas más de hola y adiós durante cualquier evento que de una relación de sincera fidelidad, mas una tarde de agosto al final de aquella bucólica tarde llena música y lectura de poesía y narrativa todas obras de selectos hijos de la nación hondureña. Al surgir un desperfecto justamente en el auto que ellas y otras personas iban facilitando el desplazo de la capital hasta aquella localidad les ha tocado quedarse esa noche hay debido que habían decidido salir algo noche es que ya no había transporte de regreso y siendo la única mujeres en aquel grupo les toco compartir y al no tener otro entretenimiento más que sí mismas se pasan toda la noche hablando de ellas sus fascinaciones, disgustos y demás amanece y la charla no ha concluido ya puestas en el bus duermen todo el viaje de regreso. Ya no solo son conocidas ahora las amigas se procuran ver con regularidad hasta que el deseo de estudio de una le corresponde viajar a otro país pero al regreso de los estudios su amiga ya es madre de un pequeño varón y vive en el interior decide visitarla por unos días y por causas de la lluvia esos días se tornan una semana en este tiempo ponen al día la libreta de chismes bidireccionalmente por supuesto pero después de algún tiempo el matrimonio no ha podido complacerla y lo libera en la última charla con un inesperado beso sostenido con asombrosa pasión mutua que aprovechando la siesta del infante y la laboriosa presencia del marido en el trabajo se deslabonan formas de amar nuevas a los recuerdos de sus cuerpos con bajas maneras de ver inmersas en íntimos cantos de dulce inguinal y como toda magma en algún momento se torna roca así lo que ferviente fluye cae cesa como cesa su táctil amar decide partir antes del regreso del esposo de la flamante amiga se dan un hasta luego prometiendo volver un fin de semana al mes cumpliendo con devoción hasta las próximas vacaciones en las que se acuerpa de tiempo completo con desvaríos constantes de sus cruzadas.


La Palma borrosa
En esa mañana ella al no prestar atención a su alarma y dormitar un poco mas entre cobijas y pijamas, tuvo con presteza que bañarse, calentar la merienda que devorara en el receso de la clase y más tarde. Pero al tomar el segundo taxi colectivo, esta ella con su matinal y fresco olor a jabón, pero a ese jabón que le evoca aquella antigua alcoba de paso, esto le recuerda viejos juegos de cama, con borrosos fantasmas que corren su mente pero que deshabitan su mapa corpóreo, árido de carisias desde el último solsticio sin algún Adán.


Marañas del sol
En esa mañana en la que don Max y sus hijas salen a comprar las últimas cosas para la fiesta del veinte aniversario de bodas, teniendo que haber ido el día anterior, hoy tienen que perder tiempo hiendo hasta el fin del pueblo y pasar por esa callejuela empedrada antes de la colina. Fabián se encontraba en su carro observando todo lo que en esa casa ocurría, cuando ya al regreso de las compras el padre venia a la cabeza y las jóvenes a su espalda, mientras el entra en la casa, en el portón externo la menor oye algo tras de sí y en el mismo instante le halan de la mano cae una bolsa de su mano, es Fabián su recién exjefe el sonríe, ella se agobia en la confusión de recoger sus cosa o huir con él , este con firmeza la toma por el brazo y corre con ella hacia su auto, conduce hasta el predio inclinado de la colina, ellos habían trabajado juntos en la ferretería Campana por algunos meses pero él acababa ese año de separarse pero aun no se divorciaba, ella todavía no tenia novio, el comienza a pretenderla, cuando don Max se entera le prohíbe seguir trabajando, pero no se le prohíbe ir a misa donde fielmente asistía Fabián, que en su desesperanza tramo la solución final a sus desvaríos, raptarla lo decidió ese día que en la colina con el rasgante calor de marzo fueron cayendo partes de la blusa pero con el desate del sostén y el reviente de ese botón azul que sostenía aquel pantalón, ella entre el desasosiego del pudor y el sordo a ruegos y reproches prosigue, pero al entrar en su bello y al quitar lo que desconocía en ella existiera, visto con esos ojos de hambriento saciado y manos febriles que recorrían la ausencia de aquel haber, creando las primeras caricias en su ser, que al fin aunque muda y lánguida ya no se resistía al encontrarse al comienzo de esas piernas que les costaba un poco engranar la llave de la ventana que hasta ese día se habría y así entre grama, sangre, sudor lagrimas y semen queda más que definida la nueva solución.

Poemas de Claudia Patricia Sanchez Carcamo

Antología Poética ”Caballo Verde”, editorial Cerezo desnudo, agosto del 2006, Tegucigalpa


A TI
En memoria de Justo Pastor Cárcamo Mendoza

Tan solo he querido decirte,
que para mi tu siempre fuiste
mas que un tío, una autoridad
tu sierre fuiste y serás,
para mí la paz.

Mucho más que afinidad,
eras un cómplice, una gran amistad
lamento que en los últimos días del ocaso
del amor, tu distinguible y perenne brillo
haya sido opacado por un ideal.

¡Tan débil! por que en lo más hondo
de tu ser sabias, que tu hogar no era más,
que algo débil, hiriente y lastimero
forjado eslabón por eslabón, por
tu vanagloriada ángel de la muerte.

En los últimos momentos de tu vida
al no resistir más dolor,
imploraste al Altísimo la paz y
al percibirte ese cansancio
con el cual le rogamos a Morfeo,
por el sueño eterno y sin dolor
que cual dadiva te concedió
ahora descansa en paz ¿adiós?



FULGOR
Padre, no se por qué desee rezarte hoy
será por el pedirte perdón,
oh por la herejía que aquí, le escribo.

Duele exhalar el fuego de tu amor
duelen tus carnes febriles al volar
adolecen mis placeres,
agonizan al dulce crepúsculo de los gemidos.

Dueles pero, ¡oh dulce sino!
nunca más oses detenerte, lo imploro
porque al entrar tu ser en mis ideas
se fugan mis sentidos al mar de tu deseo,
sufre mi piel, arde tu recuerdo.



LEJANÍA
Creo que me he vuelto a sentir sola
pero esta vez en compañía.
De todos y de nadie
tan sola y tan rodeada
tan distante y tan presente

Es que no se lo que seria de mi
por ejemplo en un día como este
por que mi mundo en tu mundo no esta.

Parte de mí esta llena de ti
y la otra parte de mi se aleja
cada día más de ti y hasta d mí.

Ahora ya no estas aquí
será por eso que,
ya no pienso, ni siento
por lo demás no lo lamento



PRONTUARIO (Libro inedito)

Impresente
El más mórbido
de mis viles amores,
deseo nunca esperarte
al canto solicito
de los deberes oníricos,
de la moza que pretende
ser tu musa,
imploro siempre se mío
con todos los besos y caricias.



Quiero decir que me mires
Mis caracolas rotas
penetran como hombre ausente
cortan corolas
maderas rojas
de huellas ajenas
con todos los días

sobre lienzo aunque callé
mejor espectro nunca habrá
por acción, pasando que no se ira.

Sintiendo el maple del recuerdo
¡oh pegajoso sabor! De alma ya no golosa
del olor que extasiado
y llanamente canso



Ecos Labriegos
Al final logro oír, y no es
a las dilucidadas letras
que manan de tu boca.

Se quema tu ego, tu barro
derrapas tu ser en íntimos goznes,
crece huele a humedad, vieja cordura.

Besa la mano que no suelta el verso,
que aprisiono el eco del andar
que vomito los ataques cansados de morir.

Al crecer hechas demasiado pasto
en el jardín andariego, que ya no nutre
toma la locura que exudan,
tus dedos en mí labriegos.

Rasando se activan las ideas
desde el cieno de los efluvios
mares plateados,
que brotan de mis pechos
dulces rocas de la vida.


Te Reto
Te reto a no tener sexo
te reto a que me hagas el amor,
te reto que en el lapso
te desee, te ame.

Hazme el amor suave
pero con la justa presión,
hazme el amor fuerte
pero sin violencia,
hazme el amor con herejía
para que te ame.

Te reto para que tu acá y ahora
al hacerme el amor,
al amarme.
me dejes de pensar
como tu pertenencia ausente,
impresente.

Te reto a que me dejes de pensar
como a la mujer
que a tu lado
no esta,
pero que en tu cama
tanto resientes.

Ámame
deséame a mí
desea mi piel
se solo para mí.


Hueles A Noche
Tengo el mismo cuerpo de ayer
no le he prestado, no le he vendido
sigue siendo del mismo ser
sigue gestando en la misma piel
la cual, le sigue aguardando
la cual le sigue delirando.

¿Piel, dejaras de anhelar ah aquel paria?
cerezas deja de esperar aquel mal amor,
dejare de evocar todas las noches
que no le tuve febril entre mis muslos.

Ya deje de ver mis piernas sobre su dorso
deje de ver mis pezones desde sus ojos,
podrán mis pechos emular otro ser
es solo mía, la desesperanza de los reproches.


Quieres Consentirte
Sola en el reflejo
una Diosa ha despertado
al sentirme en ti.

Amo tus muslos carnosos,
tus montañas suaves
tenerte y que seas mía.

Amo más los surcos de tus ríos
y aunque lisas
amo tus planas sentaderas.

¡No te cedo!
ni sabiendo en leve roce
cuando están pensando en ti.

No existe acto más bello que desearte
ni más sublime que poseerte con
ese calor que al recorrerte
crea un frenético roce de membranas.

Esta vagina parlante
ciega de puentes y murallas
corriendo tras de ti vuelve .

No le dejaban decir
¡consiénteme!, ¡consiénteme!
¡consiénteme!