Antología Poética ”Caballo Verde”, editorial Cerezo desnudo, agosto del 2006, Tegucigalpa
A TI
En memoria de Justo Pastor Cárcamo Mendoza
Tan solo he querido decirte,
que para mi tu siempre fuiste
mas que un tío, una autoridad
tu sierre fuiste y serás,
para mí la paz.
Mucho más que afinidad,
eras un cómplice, una gran amistad
lamento que en los últimos días del ocaso
del amor, tu distinguible y perenne brillo
haya sido opacado por un ideal.
¡Tan débil! por que en lo más hondo
de tu ser sabias, que tu hogar no era más,
que algo débil, hiriente y lastimero
forjado eslabón por eslabón, por
tu vanagloriada ángel de la muerte.
En los últimos momentos de tu vida
al no resistir más dolor,
imploraste al Altísimo la paz y
al percibirte ese cansancio
con el cual le rogamos a Morfeo,
por el sueño eterno y sin dolor
que cual dadiva te concedió
ahora descansa en paz ¿adiós?
FULGOR
Padre, no se por qué desee rezarte hoy
será por el pedirte perdón,
oh por la herejía que aquí, le escribo.
Duele exhalar el fuego de tu amor
duelen tus carnes febriles al volar
adolecen mis placeres,
agonizan al dulce crepúsculo de los gemidos.
Dueles pero, ¡oh dulce sino!
nunca más oses detenerte, lo imploro
porque al entrar tu ser en mis ideas
se fugan mis sentidos al mar de tu deseo,
sufre mi piel, arde tu recuerdo.
LEJANÍA
Creo que me he vuelto a sentir sola
pero esta vez en compañía.
De todos y de nadie
tan sola y tan rodeada
tan distante y tan presente
Es que no se lo que seria de mi
por ejemplo en un día como este
por que mi mundo en tu mundo no esta.
Parte de mí esta llena de ti
y la otra parte de mi se aleja
cada día más de ti y hasta d mí.
Ahora ya no estas aquí
será por eso que,
ya no pienso, ni siento
por lo demás no lo lamento
PRONTUARIO (Libro inedito)
Impresente
El más mórbido
de mis viles amores,
deseo nunca esperarte
al canto solicito
de los deberes oníricos,
de la moza que pretende
ser tu musa,
imploro siempre se mío
con todos los besos y caricias.
Quiero decir que me mires
Mis caracolas rotas
penetran como hombre ausente
cortan corolas
maderas rojas
de huellas ajenas
con todos los días
sobre lienzo aunque callé
mejor espectro nunca habrá
por acción, pasando que no se ira.
Sintiendo el maple del recuerdo
¡oh pegajoso sabor! De alma ya no golosa
del olor que extasiado
y llanamente canso
Ecos Labriegos
Al final logro oír, y no es
a las dilucidadas letras
que manan de tu boca.
Se quema tu ego, tu barro
derrapas tu ser en íntimos goznes,
crece huele a humedad, vieja cordura.
Besa la mano que no suelta el verso,
que aprisiono el eco del andar
que vomito los ataques cansados de morir.
Al crecer hechas demasiado pasto
en el jardín andariego, que ya no nutre
toma la locura que exudan,
tus dedos en mí labriegos.
Rasando se activan las ideas
desde el cieno de los efluvios
mares plateados,
que brotan de mis pechos
dulces rocas de la vida.
Te Reto
Te reto a no tener sexo
te reto a que me hagas el amor,
te reto que en el lapso
te desee, te ame.
Hazme el amor suave
pero con la justa presión,
hazme el amor fuerte
pero sin violencia,
hazme el amor con herejía
para que te ame.
Te reto para que tu acá y ahora
al hacerme el amor,
al amarme.
me dejes de pensar
como tu pertenencia ausente,
impresente.
Te reto a que me dejes de pensar
como a la mujer
que a tu lado
no esta,
pero que en tu cama
tanto resientes.
Ámame
deséame a mí
desea mi piel
se solo para mí.
Hueles A Noche
Tengo el mismo cuerpo de ayer
no le he prestado, no le he vendido
sigue siendo del mismo ser
sigue gestando en la misma piel
la cual, le sigue aguardando
la cual le sigue delirando.
¿Piel, dejaras de anhelar ah aquel paria?
cerezas deja de esperar aquel mal amor,
dejare de evocar todas las noches
que no le tuve febril entre mis muslos.
Ya deje de ver mis piernas sobre su dorso
deje de ver mis pezones desde sus ojos,
podrán mis pechos emular otro ser
es solo mía, la desesperanza de los reproches.
Quieres Consentirte
Sola en el reflejo
una Diosa ha despertado
al sentirme en ti.
Amo tus muslos carnosos,
tus montañas suaves
tenerte y que seas mía.
Amo más los surcos de tus ríos
y aunque lisas
amo tus planas sentaderas.
¡No te cedo!
ni sabiendo en leve roce
cuando están pensando en ti.
No existe acto más bello que desearte
ni más sublime que poseerte con
ese calor que al recorrerte
crea un frenético roce de membranas.
Esta vagina parlante
ciega de puentes y murallas
corriendo tras de ti vuelve .
No le dejaban decir
¡consiénteme!, ¡consiénteme!
¡consiénteme!
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