lunes, 15 de noviembre de 2010

Faro

Avizorando
nublados sueños de rocío.
Que sedentes en si
recorren miles de millas.
Tus rocas en pupilas
de aquel incauto ausente,
que cautivo con ese beso
postrero a ese último adiós,
que sin saber hasta cuando
le será siempre su ultimo amar,
contrayendo congelados
hitos de su haber.

Cual marisma que alza oleaje
lo bueno se enseña al final.
Al igual en ambos dedos
cuando al caer la áurea ola
sabes que ya no hay más,
o que tocara mucho esperar.

clauza

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